Acabo de leer "Solo quería bailar" (Tránsito, 2023), de Greta García.
Greta García, bailarina, coreógrafa, directora de teatro, artista de circo, con varios premios en su haber, nos sorprende aquí con su primera novela.
Nos habla en ella de Pili, bailarina que está en la cárcel por problemas con la administración, y nos lo cuenta en andalú cerrado, con un lenguaje escatológico y sexual que no da tregua, con un sentido del humor corrosivo, vulgar, ordinario y triste, muy triste.
Se ha dicho que esta novela es hilarante; es cierto que muchas veces te saca la sonrisa cuando no la carcajada pero, ¡a qué precio! Porque lo que se nos cuenta aquí es la historia de los que nunca llegan a cumplir sus sueños, de los que tienen la vida en contra, de los máximos exponentes del fracaso del sistema.
Deja un poso amargo la lectura de este libro, con sus excesos, que pueden apartar a más de uno. Yo misma no creo necesarias tantas expresiones soeces, entiendo su función y no me escandalizo por ello, pero a veces he de reconocer que me han sobrado muchas.
Estoy de acuerdo en que esta obra se enmarca dentro de las dos corrientes imperantes en la literatura española actual: la de la oralidad y las historias muy personales (se escribe como se habla, con los regionalismos de turno, sin puntuaciones, sin ortografía,...) y la de denuncia de la precariedad y falta de horizontes de la llamada generación Z (nacidos entre 1997 y 2015, más o menos).
Algo de eso he encontrado en la novela, que me recuerda mucho a mi idolatrada "Panza de burro" de Andrea Abreu.
Cada una, con sus características propias, son obras merecedoras de una lectura atenta.
Gracias a @lamunix por enviármela, ¡buen descubrimiento!