En mis innumerables cursos de Animación a la Lectura, me contaron este cuento que tiene mucho que ver con el libro que acabo de leer. Es una deliciosa historia que nos contó un librero con bigote:
"A un artesano ruso, Petrovich, le sobró un trozo de madera. Hizo una muñeca, la pintó y le salió parecida a su madre, por lo que la llamó Matrioshka.
Por la noche oyó que lloraba y al preguntarle porqué, le contestó que quería tener un bebé en su barriga. Así que la cortó por la mitad e hizo una más pequeña que metió dentro. La llamó Trioska.
Esa noche Petrovich oyó que Trioska lloraba. Le preguntó por qué: -"Porque tú estás todo el día fuera y me encuentro sola. Quiero tener un bebé en la barriga como Matrioshka."
Y Petrovich tuvo que cortar a Trioska y hacer una muñequita más pequeña, a la que llamó Oska, y se la metió en la barriga.
A la noche siguiente Oska lloraba porque quería tener un bebé en la barriga y Petrovich, harto ya, hizo una pequeña muñequita y, al pintarle la cara... le dibujó un bigote. Le llamó Ka.
Y aquí acaba la historia de las muñecas rusas Matrioshka, porque los que llevan bigote, no pueden tener bebés en la barriga.
(Para encontrar nuestra propia identidad hay que desnudarse, mirar dentro de cada uno, abrirse y mirar dentro de sí, y... aceptar lo que hay).
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