Esta novela, -mi primera aproximación a la autora- es una novela extraña. Una novela que estuve a punto de abandonar después de unas cuantas páginas, hasta que, poco a poco, Andrade me fue envolviendo en su mundo rural/mágico/femenino y llegué a un acuerdo con Lucha Amorodio (¡eso es saber poner un nombre a tu protagonista!), y la entendí y la amé sin fisuras.
Se nos cuenta un hecho real, el naufragio del Santa Isabel en la ría de Arousa en 1921, y cómo las mujeres que vivían cerca se echaron a la mar a rescatar a los náufragos. Entre esas mujeres estaba Lucha, que en realidad no estuvo, porque el viento se llevó su velo de novia y ella se perdió con él y con un náufrago inglés del que siempre va a sentir nostalgia a partir de entonces. Porque ella se casaba ese día, pero no con el extranjero, sino en un matrimonio concertado con Manuel.
¿Cómo no va a sentir nostalgia esta Mujer Anfibio, criada entre algas y sal, mariscos y redes, que no se ha cortado el pelo jamás, que tuvo una hija y una nieta dignas sucesoras suyas?
¿Cómo no nos vamos a sentir identificadas con la nostalgia de Lucha, que es la nostalgia de todas las mujeres? Nostalgia de lo que pudo ser y no fue, nostalgia de las parcelas de libertad que hay que arrancar a mordiscos, nostalgia de la vida fingida que nos toca vivir, nostalgia de tantas cosas...
He leído por ahí que "ya estamos con otro libro feminista". Ese tono peyorativo me ha molestado mucho. No solo por lo que supone de desprecio al movimiento que tanto ha hecho y hace por los derechos de todas nosotras, sino porque reduce esta buenísima novela a poco menos que un panfleto de tres al cuarto.
¡Y eso sí que no, señores! Esto es una obra literaria de peso, donde se ha encontrado el tono justo entre fantasía, vida rural, realismo y realismo mágico, esto último es lo que me echó para atrás en las primeras páginas porque nunca me ha entusiasmado. Pero... ¡aquí es tan sutil, tan bien traído, tan necesario que sin él esta obra no habría conseguido, en mi opinión, la altura que tiene!
Se me olvidaba comentarles que, además de todo lo anterior, tiene el plus de ser una obra divertidísima; el sentido del humor de la Andrade es de nota, de verdad.