Tengo sentimientos encontrados con esta novela. Por un lado me gustó la forma de contarla, ese lenguaje duro, turbio, denso, metafórico, lírico. Por otro, esa misma forma me cansó al final. En el último cuarto del libro estaba deseando que terminara, por lo que una de las cosas que le reprocho es su extensión; aquí también menos es más.
Tenemos como principio que una profesora de lengua y literatura ha secuestrad0 a su alumna. Con esta excusa se nos va a contar la vida de ambas y de las amigas de esta última.
Es una historia sobre chicas adolescentes en un colegio del Opus. Muchachas adineradas que han sufrido y sufren desatención parental, y que empiezan a explorar el sentimiento del mied0. Se reúnen en un edificio abandonado donde realizan peligrosos retos.
Este es el centro del libro, el mied0 y sus manifestaciones en esta edad de excesos y prospecciones mentales. Se tratan también la s3xualidad y la vi0lencia, las relaciones tóxicas entre madres e hijas, entre hermanos, entre amigas, entre alumnas y maestras, creando un monstruoso universo de lo femenino.
Turbadora, lovecraftiana (con homenajes continuos a este autor), escalofriante, hipnótica... esa mandíbula que aprieta y aprieta, sacude y duele, es exigente con el lector: no es fácil saber quién habla, en qué tiempo estamos, qué significan esas osadas metáforas que la autora maneja con perfecta soltura, cómo encajan unas historias con otras... nada tiene sentido hasta que llegas al ensayo de Annelise para Clara la profesora, ahí entiendes todo, y es desde luego lo mejor del libro.
Esta obra incómodamente perversa, puede gustar o no -yo recomiendo que se abstengan los estómagos delicados-, pero desde luego no dejará indiferente (aunque yo tenga la sensación de que me prometían algo genial y me lo han cambiado en el último momento por algo menos extraordinario).
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