En esta originalísima novela, Nothomb juega con la metáfora de que con el nacimiento, pasamos de la nada a ser tubos. Tubos que reciben el alimento por un lado y lo expulsan por el contrario: "Mira con los ojos bien abiertos. La vida es lo que ves: membrana, tripas, un agujero sin fondo que exige ser rellenado. La vida es ese tubo que engulle y permanece vacío".
A partir de ahí, nos va a contar la tragedia que supone vivir sus tres primeros años en Japón. Una tragedia divertidísima, hilarante a ratos, en la que la autora nos relata, como si pudiera recordarla, todo lo que le sucedió en esa etapa de su vida.
Esta autoficción cargada de amor a Japón y a su cultura nos da personajes memorables, comparaciones irreverentes, provocación e ingenio a partes iguales. Porque es provocador que pretenda dar verosimilitud al discurso de una niña de dos años, que sea tan egocéntrica que se crea Dios con derecho a ser adorada... ¿Pero no es un poco eso lo que sentimos todos en el fondo, no nos sentimos el centro del universo, además de la especie más brillante que ha existido nunca? Nothomb solo nos pone delante del espejo e inteligentemente nos escandaliza con sus palabras.
Mucha gente reprocha esto a la escritora, su estilo tan autorreferenciado, sus portadas en las que siempre está ella misma, su "encantada de conocerse" que se desprende de toda su obra.
¡Sinceramente, si yo fuera tan inteligente, tan observadora, tan original y desternillante, tan capaz de hacer magia con las palabras, también estaría encantada de haberme conocido, aunque fuera en forma de tubo, que es en el fondo todo lo que somos!
Así que, ¡adelante, Amélie, sigue adorándote si quieres, pero escribe, escribe por lo menos una obra al año como hasta ahora! Quizá no todas puedan ser "Estupor y temblores" o "Sed", pero el nivel de esta Metafísica me ha dejado bastante satisfecha.
Les habló una fan absoluta, ¿alguien por ahí igual de entregado/a? ¿Obra preferida? Les leo en comentarios.
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