¿Cómo un libro que trata del deterioro senil puede destilar tanta ternura? En teoría debería ser un libro triste, pesimista, pero no es así en absoluto; al contrario, un rayo de esperanza se cuela por todas sus páginas.
De Vigan nos enfrenta a un tema casi tabú en esta sociedad de la buena imagen, la de la progresiva degradación que produce la vejez, y lo hace con sensibilidad sin caer en el sentimentalismo, con dulzura pero con firmeza y honradez: "Envejecer es aprender a perder. Asumir, todas o casi todas las semanas, un nuevo déficit, una nueva degradación, un nuevo deterioro. Y ya no hay nada en la columna de las ganancias".
Se nos presenta bajo el punto de vista de dos narradores: María, la niña que cuidó Michka y que ahora está embarazada y acude a verla a la residencia, y Jerome, el logopeda que se ocupa de la afasia de la anciana. Porque Michka es incapaz de encontrar las palabras correctas y nos regala otras en su lugar que producen muchas sonrisas, mucha complicidad, muchos buenos entendidos; ¡qué complicada habrá sido esa traducción, pero qué lograda en mi opinión! ¡Qué hermoso hubiera sido leer la obra y sus palabras "alternativas" en francés!
Se abordan temas como la soledad, la vejez, la memoria, el cariño, los recuerdos, la maternidad, la solidaridad, el amor que no necesariamente viene de la familia, el lenguaje y su importancia en los últimos años, ese "perder las palabras" cuando más las necesitamos para relacionarnos, para agradecer lo recibido, para dejar constancia de lo que somos y de lo que fuimos... Y la necesidad de expresar gratitud mientras es posible.
Una valiosa exploración de sentimientos en esa época de la vida en que parece que ya no hay nada que perder: "Perder la memoria, perder los referentes, perder las palabras. Perder el equilibrio, la vista, la noción del tiempo, perder el sueño, perder el oído, perder la chaveta. Perder lo que te han dado, lo que te has ganado, lo que te merecías, aquello por lo que luchaste, lo que pensabas que nunca perderías. Readaptarse. Reorganizarse. Apañárselas".
Una obra menor que "Nada se opone a la noche", pero muy recomendable también.
¿Lo conocen? Les leo en comentarios.
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