Este es el segundo libro de la trilogía de la inspectora Elena Blanco. Es una novela que tienes que leer si, como a mí, se te queda cara de pasmada cuando acabas la primera.
Porque esta tríada, otra cosa no, pero adicción tiene, y mucha. Ya se encargan los autores de darte lo que el lector a veces necesita; algo ligero, que enganche y te haga pasar el rato olvidándote de los problemas diarios.
En este sentido, cumple a la perfección. Nos vamos a encontrar de nuevo con acción continua, capítulos cortos, lenguaje coloquial y fácilmente entendible por cualquiera, sin florituras lingüísticas, solo al servicio de la historia.
Aunque no está del todo lograda, es interesante la parte en que se ahonda un poco sobre el pasado y los conflictos de algunos protagonistas, esto mejora la trama y añade capas que le dan profundidad.
Asimismo, se hubiera agradecido que se hubiera analizado más la red profunda y el apartado de las snuff movies, concepto que yo descubrí con la película "Tesis" de Amenábar.
En fin, como ya dije con "La novia gitana", libros de consumo pero que tienen su aquel, bien hechos, muy bien pensados para atrapar al lector.
Yo confieso que estoy ya leyendo la tercera parte, "La nena", y me quito el sombrero ante estos tres hombres que lo han logrado, porque ya les dije que a mí la novela negra como que no...
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