miércoles, 29 de enero de 2025

#reseñas #menosquecero #breteastonellis



En Los Ángeles, en los años 80, unos niños ricos a los que nadie hace caso -mucho menos sus padres-, intentan sentir algo que les saque de la NADA que les ahoga. Manejan mucho dinero, coches caros, dr0gas, van de fiesta en fiesta y caen en toda clase de excesos.
La forma en que está escrita esta historia es muy interesante porque, aunque está narrada en primera persona, no sabemos nada de los sentimientos del narrador ni de los personajes. Clay  nos proporciona un relato de hechos, nunca tenemos acceso a sus pensamientos. Esta falta de "explicación" sobre por qué son como son, da un vuelo a la obra que le faltaría si hubiera intentado dar respuestas fáciles a este interrogante.

Hay gente que dice que Ellis siempre escribe la misma novela desde que escribió esta a la tierna edad de 20 años. He leído tres de sus obras y creo que en parte tienen razón, encuentro muchas similitudes entre ellas: 
- una radiografía de la llamada Generación X, 
- una narrativa marcada por el distanciamiento gélido -vocabulario escueto, frases cortas, diálogos ágiles-, 
-un estilo llamado "realismo sucio" que pretende disminuir la cantidad de elementos que se usan en las narraciones.
Como siempre haría después, Ellis se retrata a sí mismo en Clay, su primer protagonista. En él refleja muchas de las sombras que tan bien conoce: la vacuidad de una existencia sin objetivos, la frivolidad con que perciben la realidad, la sobreabundancia material opuesta a la pobreza moral. 
Una opera prima impactante, fría, llena de crudeza, en la que se dan las claves de todas sus demás obras, basadas en esos hijos del sistema capitalista sin más brújulas morales que el éxito, el consumismo y la apariencia por encima de todo.
Esta es una novela capaz de concitar fobias y filias por igual. A mí Ellis me parece uno de los mejores escritores vivos actualmente, aunque comprendo que hay que entrar en su mundo y que a veces no lo pone fácil.





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