Mi segundo día en Viena contuvo lo más importante de mi viaje; la visita al campo de exterminio de Mauthausen, del que ya les he hablado ampliamente.
Ahora solo les cuento otros aspectos del día, no menos interesantes, aunque mucho más amables.
Mauthausen es un pueblo poco conocido, siempre que oigan hablar de él será en relación con el campo, pero sorprendentemente resultó un lugar precioso, con mucha historia detrás. Proviene de la edad media, su nombre significa literalmente "peaje", el que tenían que pagar para pasar al otro lado del Danubio.
El campo no es fácil de encontrar, la señalización es escasa y escondida. Una vez que subes la colina que lleva hasta allí, el paisaje sigue mejorando. Les muestro lo que se ve al llegar al pueblo, lo que se ve desde la colina del campo, y lo que veíamos mientras comíamos a medio camino entre uno y otro.
Fue un día memorable, sin duda.
4 comentarios:
Ciertamente la presencia del campo, puede que esté bastante oculta porque el pueblo por lógica de sus habitantes también quiere mostrar la cara amable de su hoy, y como pueblo es muy bello sin dudas. Y yo también le agradezco esta visión del lugar, al final es parte de la humanidad que lo bello y lo trágico vaya muchas veces en conjunto o estén situados uno muy cerca del otro. Cariños, como siempre.
Ese fue un día de contrastes, sin duda. Según la posición, te enfrentabas a la belleza o al horror; toda una metáfora de la vida y de los seres humanos, que somos capaces de lo mejor y de lo peor.
Gracias por la visita, Roberto.
Un abrazo.
Vaya jugada perversa de la historia que el nombre de un pueblo -además un sitio precioso- vaya unido para siempre al horror. Me podrías decir que Auschwitz es un pueblo maravilloso pero todo se concita en ese nombre, en esos nombres cargados de espanto. No puedo oír Mauthausen sin evocar todo lo que sabemos de allí. Mala suerte desde luego.
Un vídeo muy expresivo y hermoso. Lo que pasa es que acababa de cenar cuando he visto la copiosa comida y me han dado ganas de salir corriendo. He debido cenar demasiado.
Me gustan tus reportajes fotográficos que he podido ver en Chrome como la otra vez.
Un abrazo.
Sí, estos sitios van a llevar ese estigma para siempre.
Jajaja, yo llevo un día de indigestión y te comprendo! En Viena se come mucho, yo no sabía dónde mirar cuando empezaban a sacar platos. En el mal inglés que hablábamos nosotros y ellos siempre preguntaban si ponían un poco de todo para ir probando, ¡pero un poco para ellos era demasiado para mí, excepto la tarta Sacher, porque soy muy golosa y se me antojaban los dedos invitados :))
Me alegra que te parezcan bien los reportajes, tengo la sensación de que ya son demasiados, pero es la primera vez que deseo contar un viaje con detalle, así que voy a soltar todo lo que atesoré.
¡No te asustes, termino con la próxima entrada, ya es el tercer y último día!
Un abrazo, "Profesor de literatura";-)
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