Acabo de leer la novela gráfica "Borrón y cuenta nueva" (Grijalbo, 2020, 120 páginas), de Maestra de Pueblo, ilustrada por Cristina Picazo.
Es la tercera entrega de la vida y milagros de esta docente: la primera fue "Con L de novata", y la segunda "Estado civil: opositora".
Maestra de Pueblo se hizo muy conocida a raíz de sus inteligentísimos y divertidos tuits en la red social Twitter, ahora X. Toda la actualidad (política, social, económica,...) le servía para poner en solfa la actividad docente y, sobre todo, las mentes pensantes que la dirigían.
Yo era, y sigo siendo, una gran admiradora de estos destellos de sabiduría/humor/concienciación y reivindicación de la profesión más abnegada del mundo.
No he leído los dos primeros títulos, así que no puedo opinar del total de su obra publicada, pero esperaba más de esta faceta suya.
Es verdad que como docente, te identificas con todas las situaciones que plantea al ser la última en llegar a su centro.
Alguna sonrisa se te escapa ante lo absurdo de algunas situaciones (que os aseguro que son reales), pero...
... esto no tiene nada que ver con el humor inteligentísimo, ácido, a veces tierno, a veces furioso, con el que nos ha hecho reír y empatizar tanto en Twitter.
Supongo que el cambio de soporte le habrá pasado factura.
En todo caso, y en descargo de esta sufrida profesional: "Nadie es perfecto", como ya dijeron en "Con faldas y a lo loco" allá por 1959.
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