jueves, 11 de agosto de 2016

Lo que queda del día

En esta entrada les dije que iría reseñando poco a poco algunas de las obras que voy leyendo. Aunque leí esta obra en agosto de 2014, la tengo muy fresca en mi memoria... seguramente porque la modalidad fue a cuatro ojos, o sea, al mismo tiempo que lo hacía una amiga lejana en la distancia. Al acabar intercambiamos nuestras opiniones por correo. Les dejo un extracto de ambas.


Mi amiga escribía, entre otras cosas:  Aunque el narrador es interno, no resulta demasiado introspectiva, cosa que suelo agradecer bastante porque cuando ahonda mucho en los sentires…, me suele producir ¿fatiga? ¿desazón?... No sabría definirlo, tal  vez, exceso de carga emotiva y para una mente más racional que visceral…
El exceso de servilismo lo siento trasnochado, pero si me transporto a esa época, totalmente normal y, hoy en día, muy criticable.
¿Autodominio? Por supuesto, porque mantener el tipo como lo hizo Stevens en el momento justo de la muerte de su padre es algo difícil de conseguir. Los diálogos entre el mayordomo y el ama de llaves resultan agradables e ilustrativos al mismo tiempo. A pesar de la distancia que se marcan entre ellos, afloran conatos de intimismo.
Aunque el marco narrativo está muy definido, el perfil psicológico de muchos personajes tiene un gran correlato con la actualidad. Lo que nos invita a subscribir que cambiarán las sociedades pero la condición humana es la de siempre, eso sí, adaptándose a los cambios que se nos imponen por imperativo social. 
Al fin llega el tan deseado encuentro con mistress  Benn (como la llama después de haberse casado). Encuentro que supongo que tod@s l@s lector@s esperan con impaciencia. Yo, una de ellas. Diálogo sosegado, inesperado por Stevens, que se había hecho otra idea de cómo iba a transcurrir y, al mismo tiempo ¿? ¿ cómo expresar con palabras ese sentimiento mutuo y silencioso que ella fue capaz de desvelar, aunque ya demasiado tarde para hacerlo realidad. Y cómo los ojos anegados en lágrimas de Stevens nos dejan ver que ese sentir era también correspondido. ¡Qué calidad literaria adquiere el relato!

Aquí les dejo, completa, la exquisita película de James Ivory (1993); no la he encontrado con subtítulos:

Yo escribía entre otras cosas: Yo ya sabía que este libro me gustaría. Me atrae sobremanera la contención de sentimientos de la personalidad anglosajona. Ese reprimir en todo momento el mundo interior, es una característica que conocemos bien todos los tímidos, y yo quería saber cómo la reflejaba este autor, japonés curiosamente, aunque británico de adopción.
La prosa me parece muy elegante, a tono con el mundo que se describe, esa coherencia me parece lo mejor del libro.
Siempre me pregunto al terminar una obra cuál es la tesis. En este caso, es el determinismo social. Yo añado mi subtesis: el ser humano necesita tener objetivos elevados en la vida, sea cual sea su ocupación en la misma. La grandeza del personaje principal reside, a mi modo de ver, en que busca transcender la cotidianidad de su trabajo. Engrandece su profesión, su carrera, como él la llama, introduciendo elementos de servicio a la humanidad al ser la sombra de un gran señor.
Es la famosa dignidad, de la que tantas veces habla, y a la que tantas cosas sacrifica. La muerte de su padre y el amor al ama de llaves, son algunas de ellas. Consecuente hasta el final, nunca reconoce el precio que ha pagado por ella, y se dispone a pasar los restos del día, de su propia vida, tan vacíos como hasta ahora. Esa fidelidad sin resquicios, es peligrosa. Encuentro similitud entre el servilismo de este mayordomo, y los militantes del fascismo hitleriano en Alemania (otro de los temas del libro). Nada bueno puede surgir de la obediencia ciega y el silenciamiento de las ideas del ser humano.
Es una pena que el mayordomo sólo encuentre esta forma de realizarse en la vida. Esos prejuicios clasistas son los que tanto daño han hecho en toda la historia de las civilizaciones. Una de las escenas más clarificadoras al respecto es cuando lo llaman los amigos del señor para hacerle preguntas difíciles que él no sabe contestar. Ese conformismo de casta, esa asimilación de que las cosas así están bien, es lo que me subleva del carácter de nuestro protagonista, que tiene mucho que aprender de esa vital mujer que es el ama de llaves, que sabe tener una vida propia al margen de sus señores.
Mensaje del libro: Coge las riendas de tu vida y piensa por ti mismo.
Todo eso dicho con esa elegancia que ha hecho que esta lectura sea, de momento, una de mis preferidas.

La película también lo es, pero yo venía a hablarles del libro, como corresponde al nombre de este blog.
Les dejo mi escena favorita:

4 comentarios:

Joselu dijo...

Nosotros que somos mediterráneos y latinos no entendemos demasiado el ejercicio de la contención que aquí en esta novela de un autor de origen japonés y de formación británica desarrolla en su personaje principal, el mayordomo Stevens. Leí esta novela hace no mucho, tal vez cuatro o cinco años. Mi juicio fue de entusiasmo. No la recordaba con detalle pero vuestros comentarios me la han traído a la memoria. Stevens es un artista a pesar de su sumisión a su papel doméstico. Me admira esa contención a mí que soy incapaz de escribir algo en que no estallen mis sentimientos. La unión de la cultura japonesa y británica es muy interesante. Ignoro si la cultura contemporánea en que cualquiera se cree con derecho a todo y se dedica a exponer su vida en las redes es mejor o más liberadora. Stevens es un hombre superior que cree que su lugar en el mundo es ese, igual que lo fue de su padre. Hay mucho de determinismo, tal vez melancolía en pensar lo que pudo ser y no fue si hubiera sido capaz de expresar sus sentimientos a la Sra Bent. El mundo contemporáneo me fascina tanto como me repugnna en su democratización de la ignorancia y la horizontalidad. Lo que sé es que igual que sentí verdadero placer leyendo esta magnífica novela, no sé qué hubiera dado por ser capaz de escribir algo así. Maravillosa.

Estos días en Galicia son melancólicos y no por el tiempo, muchas veces frío y de colores grises. Leo una novela del autor alemán Hans Fallada, Un hombre en Berlín, hago alguna excursión y escribo en mi diario de verano fragmentos de mi mundo interior, ese que Stevens tiene escondido y que tal vez no conozca.

Un abrazo, Conchita.

Blogmaníacos dijo...

Me alegra que coincidamos en la valoración de esta novela :)
Quizás tengas razón y la jerarquización de aquella sociedad sea mejor que la vulgar democratización de la nuestra. En todo caso, un buen escritor le sacaría provecho a cualquiera de las dos; como acabo de leer en mi novela actual, para un escritor lo importante no es el "qué", sino el "cómo".
Yo también siento no dominar ese "cómo" :-(

Supongo que el libro del que hablas es "Solo en Berlín"; lo leí hace un tiempo, pero lo recordaré siempre. También hay contención ahí, ¿verdad? Me gustó mucho; aunque la atmósfera de la novela es glacial y deprimente a más no poder, es un libro que volveré a leer seguramente.

Mientras tanto, que sigas viajando, leyendo y escribiendo, tres de mis actividades favoritas.

Un abrazo, amigo.

RobertoC dijo...

Muy interesante libro y aceptable interpretación fílmica, aunque siempre pareciera que un libro da más, será por nuestras interpretaciones, imaginación y pensamientos sobre el mismo.

Quienes quieran ver el film, con sonido en castellano, lo pueden encontrar en este enlace: http://www.locopelis.com/pelicula/7158/lo-que-queda-del-dia.html

Supongo, que una vez que lo vean les interesará más el libro dado que hay muchas escenas que de por sí fueron recortadas del film, pero además no todo puede ser transmitido en imágenes, siempre resulta una especie de traducción incompleta.

Saludos, amiga mía.

Blogmaníacos dijo...

Pues muchas gracias, amigo Roberto, por completar tan perfectamente las entradas; se agradece el enlace :))

Es verdad que a menudo las versiones cinematográficas de obras literarias no están a la altura de estas últimas, pero yo prefiero recordar grandes logros como "El padrino" o "Las uvas de la ira" que usted me recomendó en su momento. Incluso hay films que han superado a la novela inicial; pongo por caso "El silencio de los corderos" o "El club de la lucha".

En el caso que nos ocupa, creo que la película es bellísima, a mí por lo menos me emocionó profundamente en más de una ocasión. Pero... sí, la obra literaria es superior.

Como siempre, gracias por la compañía.
Un abrazo.