- ¿Qué pasa -comenzó- cuando una mosca cae en una taza de café durante una reunión internacional? -dejó pasar un instante de silencio y continuó-: El americano ni lo toca. El italiano tira la taza con el café. El ruso se bebe el café con la mosca. El chino se come la mosca y tira el café. El francés tira la mosca y se bebe el café. El israelí vende el café al francés, la mosca al chino, y se compra otro café con el dinero. El palestino acusa a Israel de haber puesto una mosca en su café, pide un préstamo al Banco Mundial y, con ese dinero, compra explosivos para volar la cafetería en el mismo momento en que los demás están pidiendo al israelí que le compre otra taza de café al palestino.
Sonreí:
-Es un chiste judío.
***
Les he dejado un sorbito de La cocinera de Himmler, de Franz-Olivier Giesbert.
2 comentarios:
Ciertamente la presencia de estereotipos nos hace creer que conocemos el mundo con poco, por algo dicen que los chistes son producto de situaciones amargas, el ser humano es el único animal que puede reír de sus desgracias, de pensamiento y obra. Interesante mi amiga, como siempre haciendo reflexionar. Cariños.
Poca base, poco testados, imprudentes, apresurados, tendenciosos, sometidos al aire que más fuerte sopla... Los estereotipos pueden llegar a ser muy peligrosos; etiquetar siempre lo es, porque compartimenta y divide.
Hay muchos chistes sobre estereotipos, como los hay sobre capacidades diferentes. Cuando no hay suficiente ingenio tiran de los temas manidos.
Gracias por la visita, mi amigo :)
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