“Llamadme Ismael”. Estas dos palabras fueron escogidas, en 2006, como el mejor inicio de novela jamás escrito. Con ellas da comienzo Moby Dick, de Herman Melville, escrita en 1851. A esta conclusión llegó la revista American Book Review. Según ella, la elección de estas dos palabras reunía muchas virtudes: es un comienzo breve, va directo al grano, establece una relación de empatía con el lector y marca las directrices de la lectura. No es poco.
Esta tarde he terminado de leer la novela, es una obra maestra. Como lo son todas aquellas que tienen diversas lecturas, todas ellas enriquecedoras, de las que te hacen crecer. Temas como el enfrentamiento con nuestros propios monstruos, la venganza, la obsesión,... son tan eternos como el mundo.
Después de esta lectura, surgen inevitablemente estas preguntas: ¿Cuál es mi propio leviatán? ¿Cómo me enfrento a él? ¿Condiciona el día a día de mi vida? ¿Hay otras formas de encarar estas inevitables batallas?
Y aunque a veces no tengamos buenas respuestas, no dejamos de darnos cuenta de que somos un poco más sabios después de sumergirnos en esta eterna lucha del hombre contra los elementos, aunque los nuestros sean mucho más prosaicos que la majestuosa Moby Dick.
Porque la vida es un barco que inicia un viaje, un viaje sin vuelta... exactamente como el Pequod.
6 comentarios:
Excelente, ya me han nacido deseos de releer la obra, con tal reseña y visión de la misma. Gracias.
Gracias a usted, amigo WMB, por su comentario.
La verdad es que acabo de aprobar una asignatura pendiente, leer este libro. ¡Es algo que debía haber hecho mucho antes, sin duda!
Saludos cordiales.
Bonito gadget!! :-)
MUack!
Grandioso artículo, conciso pero genial, me viene de maravilla para un post que estoy escribiendo sobre otro aspecto de esta gran novela.
Gracias por tan buen análisis.
Un saludo.
Leí Moby Dick hace un par de años. A lo largo de mi vida he leído una amplia gama de obras literarias, aún así no logro comprender el furor que los críticos otorgan a Moby Dick. Me parece un libro aburridísimo, más como un ensayo sobre los barcos caza ballenas que como una novela. Fuera de unos cuantos capítulos la obra carece de emoción alguna. Me costó mucho el poder leer el libro, no lo recomendaría jamás, al menos de que alguien quisiera abrir un negocio de caza y comercialización de aceite de ballenas (algo que está prohibido). Aún así concuerda que el inicio del libro con la frase "Llamadme Ismael" es magnífico.
Tienes toda la razón anónimo, todo lo que dices es cierto. El libro es una reverenda excreción.
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