Esto no parece una novela, es la vida misma de todas nosotras, sobre todo si eres de clase obrera.
Desde luego es la vida de Bibiana, contada con una honradez apabullante. Esta autoficción es como una conversación larga con todas nosotras; sí, esas que fuimos las primeras de la familia en acceder a la universidad y, pagamos por ello un buen peaje, porque nos faltaban los referentes que sí tenían los hijos de familias acomodadas, nos faltaban sus bibliotecas, sus colecciones de discos (mejor de música clásica), sus vinotecas, sus chalets con piscina... Nos faltaba su lugar en el mundo, ese en el que se sentían tan cómodos y que a nosotras nos parecía tan inseguro.
¡Cuánto me he acordado de Annie Ernaux (Nobel de Literatura 2022) y su novela El lugar! Las dos tratan el mismo tema; más líricamente Ernaux, más visceral Collado.
Las dos novelas han dejado profunda huella en mí, porque mi madre fue una yegua exhausta y yo lo he sido desde que nací. Todavía me cuesta estar sentada sin hacer nada, era algo impensable en la educación que me dio mi madre. Trabajar, trabajar y trabajar era la única manera de subir de status, ¡qué presión!; ella creía en eso a pies juntillas, y tuvo la satisfacción de verme terminar la universidad. Para su mente sencilla, yo lo había conseguido.
Pero Bibiana nos invita a reflexionar sobre la élite desde la perspectiva de "los de abajo". En el discurso cultural dominante somos ignorados frecuentemente. Collado nos habla de las formas de explotación sobre la clase obrera, del mito de la meritocracia, de la vi0lencia mach¡sta, de ese sistema que intenta separar a los señoritos acomodados de las yeguas exhaustas, de las que nunca supimos pelar y comer las naranjas con cuchillo y tenedor, que tenía yo una prima que iba a un colegio privado de monjas y sí sabía, lo que me parecía el colmo del refinamiento y del saber estar en el mundo.
Nos hace pensar sobre la conciencia de clase y sobre el "síndrome del impostor" (siempre nos creeremos impostoras en el nuevo mundo al que hemos llegado casi sin aliento).
De eso habla Bibiana, de la inseguridad que nos acompañará toda la vida por muchos títulos académicos que tengamos, porque nuestro LUGAR en el mundo es muy inestable, y estamos EXHAUSTAS y bastante cabreadas, añadiría yo.
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