Esta novela se puede tomar como una variación del niño prodigio, pero también como una interpretación posmoderna de La Cenicienta. Se podría ver como una historia de terror envuelta en un cuento de hadas.
Toca temas como la maternidad, la anorexia, los estándares de belleza, el fracaso del sistema educativo...
Y con todos estos clichés, Amélie hace una obra original llena de talento y estilo. Ella no se anda con rodeos, cuenta la historia de manera sencilla y breve, lo más rápido posible y nos deja con la boca abierta.
Quizá esta obra no esté al nivel de las mejores, pero sigue siendo extravagante y peculiar, muy divertida y plagada de temas interesantes que Amélie ataca como solo ella sabe hacerlo.
En el final no me pongo de acuerdo conmigo misma. No sé si es una genialidad o un intento más de escandalizar al respetable; Nothomb tiene tendencia a esto último en mi opinión.
En cualquier caso, nos encontramos ante otra brillante creación de esta autora prodigio que puede convencer más o menos, pero a la que no le podemos negar su capacidad para sorprendernos y hacernos reflexionar sobre la complejidad del ser humano, de la vida, muchas veces tan extravagante y singular como sus novelas.
¿La han leído? ¿Cuál es su opinión? Les leo en comentarios.
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