No siempre los escritores que nos han gustado mucho con obras anteriores, pueden repetir el milagro.
Entiendo esto un poco mejor si miro las fechas: Peligro de derrumbe está publicada en 2015, Los ingratos, en 2021. Vamos a concederle que 6 años en la vida de un escritor dan de sí mucho para mejorar y pulir una escritura. Porque si no, no entiendo cómo el Pedro Simón emotivo, profundo y lírico de este último título, es el mismo que el Pedro Simón zafio, oportunista y facilón de la obra que nos ocupa.
No sé si el término "oportunista" es adecuado para describir esta novela que se basa en la crisis del ladrillo de 2008. Yo lo utilizo en el sentido de que podía haber aprovechado para hacer algo más épico, como Steinbeck logró con De ratones y hombres y la Gran Depresión del 29 en EEUU. Pero quizá había pasado poco tiempo para tomar más distancia y profundizar en lo que supuso en la vida de todos nosotros. Vamos a concederle eso también.
Es una obra facilona porque no hay una trama bien construida ni un lenguaje potente e innovador que la sustente. ¿De verdad consideramos novedosa la idea de que en tiempo de crisis el tema sea una selección de aspirantes a un empleo con sus historias a cuestas -todas ellas lineales, todas ellas conectadas de manera tan poco creíble que eso solo se cargaría toda la novela-?
El lenguaje me ha parecido pobre, muy dado a las repeticiones, que más que enfatizar sugieren un relleno de carencias. Muy simplón y evidente, del tipo: "Juan antes le pedía a Dios y ahora le pide a todo dios", "Volver con veinte kilos de más y muchos sueños de menos". Y... zafio, creo que sin necesidad. Es como si se hubiera marcado un Juan de Val; no pude evitar verlo reflejado en algunos pasajes.
Siento disentir y pido disculpas a mis entusiastas comentaristas del TBR de noviembre si las he ofendido con alguna de mis expresiones, pero esto es un NO en toda regla a esta novela.
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