La novela cuenta la historia de la familia Moscardó, que decide pasar un fin de semana en la costa para escapar momentáneamente de una vida rutinaria marcada por la crisis económica del momento, la soledad y la incomunicación. En el hotel donde se alojan, sus vidas -y las de otros huéspedes y empleados- convergen en una serie de eventos aparentemente triviales que van revelando tensiones personales y sociales profundas.
La novela se desarrolla durante tres días y utiliza una estructura fragmentaria y caleidoscópica: cada capítulo y cada voz narrativa aporta una pieza distinta del mosaico humano que Alba dibuja.
Su fuerza radica en la cercanía de sus personajes, pareciera que vemos desfilar las vidas de nuestros vecinos, es más, si miramos atentamente podría ser la nuestra propia.
La familia Moscardó es un espejo de las frustraciones, expectativas y contradicciones de nuestra sociedad actual. Los personajes, aunque juntos físicamente, luchan con la incapacidad de comunicarse y comprenderse.
La escritura es precisa, sin florituras, acorde con la guionista que es la autora. La narrativa se compone de secuencias breves que saltan de un personaje a otro, construyendo un puzle de perspectivas.
Es una novela no tan ligera como parece, pero tampoco la novela social que pretende ser. Le falta profundidad para ello, aunque es un muy buen intento de esta escritora, guionista y fotógrafa que nos cuenta la búsqueda de la felicidad como un producto más de consumo.
¿La conocen? Les leo en comentarios.
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