domingo, 3 de abril de 2016

"Sin destino"

Hace dos días que murió Imre Kertész, Premio Nobel de Literatura 2002. 
No puedo decir que sea una entendida en su obra, de hecho solo he leído la que les enseño sobre mi chimenea, pero ha bastado para saber que quiero conocer sus otras novelas.

Kertész, Imre. Sin destino (2001). Barcelona. Acantilado
Sin destino es un relato casi autobiográfico de su paso por los campos de exterminio de Auschwitz y Buchenwald a la edad de 14 años. Con la asepsia emocional que caracteriza también a Primo Levi, Kertész nos cuenta su experiencia como si le sucediera a otro, se distancia de los hechos para darles la grandeza épica que tienen y que trasciende lo individual.
Viaje iniciático y obra de contención que ha llevado a más de un crítico a decir del autor que "llevando al límite el lenguaje, es capaz de hacer literatura a martillazos".
Por primera vez he encontrado apuntes sobre la pasividad de los judíos (tanto como la del pueblo alemán o húngaro), algunos de los cuales pensaban que ese era el destino de su pueblo, el eterno sufrimiento. El título parece significar que no hay un destino escrito, sino que todos, alemanes y víctimas dejaron que sucediera.
Otros críticos apuntan a que el título de la obra hace referencia a la sensación de lo inmediato, la omnipresencia del presente, del plato de sopa y la supervivencia; el destino no se extendería más allá de ese momento.

Leo tanto y en tan diversos formatos sobre el nazismo, que descubrí por casualidad la existencia de una película basada en la novela. Como muchas veces hago, miré primero si estaba en youtube; ya saben que hay varias películas libres de derechos, y... ¡voilà!... la encontré y con una calidad más que aceptable.
Empecé a verla sin muchas expectativas: conocía ya la historia y ¡tanto se ha escrito y filmado sobre el tema que no esperaba encontrar muchas novedades!
Me equivoqué. La película aporta muchas cosas que no había visto aún. Desde luego, la distancia emocional, que hace que haya lo justo de violencia física y psicológica . Nada que ver con los excesos (brillantes, pero excesos, de La lista de Schindler, por ejemplo) ni con el sentimentalismo (entiéndase La vida es bella).
Las interpretaciones y la ambientación son cuidadísimas. La luz, la fotografía (el director era director de fotografía, esta es su primera película dirigiendo) son hermosísimas, y arropando todo esto, la música de Ennio Morricone...
¿Por qué una película así tiene tan corto recorrido? ¿Quizá porque no es made in Hollywood? ¿Porque es "casi" en blanco y negro? ¿Porque el tema ya cansa?
No sé muy bien, pero no deben pasarla por alto. 

Gran película, en mi opinión, que les dejo aquí para que no tengan que molestarse en salir de este espacio.
De nada.
ACTUALIZACIÓN (20/4): El vídeo fue retirado de youtube y encontrado nuevamente gracias a la cortesía de Pedro Roberto Casanova, director del Programa Piloto Despertar.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Conchita, algún día me animaré a verla. Hoy desde luego no. Ya sabes que voy por días.
Aprovecho para decirte que me gusta leerte.
Un abrazo.

Blogmaníacos dijo...

No pasa nada, Mª Carmen, no todos los días "está el horno para bollos", ¿verdad? Lo mío es que ya es vicio, cualquier día, con cualquier ánimo, es bueno para mí si se trata de aprender sobre nazismo, pero claro, ya sabes de mi historia familiar, no espero que sea lo mismo para todo el mundo.

Te estoy muy agradecida porque te guste lo que escribo por aquí, me siento bien acompañada :))

Un abrazo.

Joselu dijo...

Estoy ahora en un momento anterior al que tú estás. Mi lectura de la obra de Kafka y la biografía de Rilke, unida al magnífico libro de Stefan Zweig, El mundo de ayer, entre otras, me hace ser consciente de la importancia de la presencia judía en los países de la Europa Central, Alemania y el Imperio Austrohúngaro. Buena parte de su intelligencia en todos los órdenes era de origen judío, también en la industria, las artes... Pero eran odiados. En 1922 fue asesinado Walther Rathenau, un prominente judío antisionista y antisocialista, ferviente alemán, que había sido ministro en la república de Weimar. Se les odiaba por parte de los nacionalistas, se desconfiaba de ellos por más que muchos optaran por integrarse y asimilarse y ser austriacos, húngaros, alemanes. Kafka tiene un relato que es el Informe para una academia en que desarrolla el tema de la asimiliación de los judíos que deben renunciar a sus señas de identidad para ser aceptados. Pero el caso es que aunque lo hicieran eran odiados. En Praga se los odiaba por ser judíos, por ser de cultura alemana (a Kafka y a Rilke, entre otros). El caso es que en todos los sitios molestaban. Eran una minoría muy amplia entre el 10 y 15 por ciento de dichos países. De ese rechazo surgió el sionismo que partía de la idea de ese odio que recibían y la necesidad de ir a un sitio suyo propio que cifraron en Palestina, el antiguo Israel. Kafka soñaba con irse allí y tener con Dora Diamant un restaurante y ofrecer comidas. El último rey del imperio austrohúngaro Francisco José I era un defensor de los judíos en su territorio, pero cuando la Primera Guerra Mundial fragmentó en diversas nacionalidades el Imperio, los judíos se quedaron en tierra de nadie ante los nacionalistas checos, rumanos, austriacos, serbios.

La Europa de los imperios era un conglomerado con múltiples nacionalidades donde los judíos pudieron vivir con cierta paz, solo cierta, pero cuando cayeron estos, los judíos se quedaron solos ante sus terribles enemigos que los odiaban se asimilaran o se judaizaran.

Alucina la nómina de genios judíos en la Europa Central, solo citemos a Kafka, a Freud, a Einstein, a Rilke entre ellos, además de centenares de primeras figuras increíbles en todos los órdenes de la cultura y la ciencia, la política, el arte...

Hitler fue solo el detonante de un estado previo de ese odio universal contra los judíos, que aun persiste sin lugar a dudas.

Un abrazo, no he comentado a Kertész del que no he leído nada, pero tomo nota. Igual que de la película que nos enlazas.

Blogmaníacos dijo...

Gracias por ese recorrido por la historia de los judíos europeos, Joselu. No sé mucho de eso, y me has abierto varias vías de estudio que espero poder explorar con el tiempo.
Nunca pienso en Kafka, Freud,... como judíos; yo los catalogaba según el papel que desempeñaron en el mundo, pero está claro que fueron hombres definidos por sus orígenes y circunstancias, habrá que aprender de ello.

Nombras a Francisco José I en el momento en que, preparando mi viaje a Viena, estudio sobre él y Sissí, ¡qué curioso como se entrelazan las cosas!

El libro de Kertész es espléndido, haces bien en tomar nota, igualmente la película :))

Gracias por todo.

Un abrazo.