miércoles, 6 de enero de 2016

Vuelvan a clase con ganas, educadores...

Imagen hecha aquí

Soy nueva en esto de no tener que volver a clase después de navidad, pero no olvido lo duro que puede llegar a ser. 
A pesar de que sea el trabajo de tu vida, de que tengas un montón de proyectos en mente, de que quieras cambiar el mundo desde la pequeña parcela donde apoyas tus pies... A pesar de todo eso, sé que cuesta dormir la noche antes y retomar el ritmo. 
Las malas lenguas dicen que es porque tenemos demasiados días de asueto y estamos malacostumbrados, ¿qué sabrán ellos/ellas? 
La magia, como bien sabe Dumbledore, no siempre sale bien, hay muchos imponderables en la ecuación, e incluso el docente curtido en mil batallas, puede simplemente no estar a la altura ese día... 

¿Y si mañana no sale el conejo de la chistera? 

No se preocupen, mis docentes, siempre nos quedará la lectura. Provéanse de un par de buenas lecturas para mañana (o pasado en otras comunidades). Por ejemplo, esta (a mí nunca me ha fallado, sea el auditorio de la edad que sea):

Gianni Rodari "A enredar los cuentos"

-Érase una vez una niña que se llamaba Caperucita Amarilla.

-¡No, Roja!

-¡Ah!, sí, Caperucita Roja. Su mamá la llamó y le dijo: “Escucha, Caperucita Verde…”

-¡Que no, Roja!

-¡Ah!, sí, Roja. “Ve a casa de tía Diomira a llevarle esta piel de papa”.

-No: “Ve a casa de la abuelita a llevarle este pastel”.

-Bien. La niña se fue al bosque y se encontró una jirafa.

-¡Qué lío! Se encontró al lobo, no una jirafa.

-Y el lobo le preguntó: “¿Cuántas son seis por ocho?”

-¡Qué va! El lobo le preguntó: “¿Adónde vas?”

-Tienes razón. Y Caperucita Negra respondió…

-¡Era Caperucita Roja, Roja, Roja!

-Sí. Y respondió: “Voy al mercado a comprar salsa de tomate”.

-¡Qué va!: “Voy a casa de la abuelita, que está enferma, pero no recuerdo el camino”.

-Exacto. Y el caballo dijo…

-¿Qué caballo? Era un lobo

-Seguro. Y dijo: “Toma el tranvía número setenta y cinco, baja en la plaza de la Catedral, tuerce a la derecha, y encontrarás tres peldaños y una moneda en el suelo; deja los tres peldaños, recoge la moneda y cómprate un chicle”.

-Tú no sabes contar cuentos en absoluto, abuelo. Los enredas todos. Pero no importa, ¿me compras un chicle?

-Bueno, toma la moneda.

Y el abuelo siguió leyendo el periódico.

FIN

Cuentos por teléfono, 1962
Sea esta, u otra historia leída, su regalo de Reyes para esas mentes inquietas que quizá tampoco estén en su mejor momento después de las fiestas. Empaticen. ¿Qué querrían ustedes? ¡Relajarse mientras les leen, naturalmente! Mientras, la magia llegará, no pierdan la esperanza!

Siempre me ha gustado tunear fotos, como muy bien sabe mi amigo Jesús. Miren esto..

2 comentarios:

Joselu dijo...

Llevo días trabajando para la vuelta y todavía me quedan tres o cuatro días para ponerme al día. Sin duda la primera semana será dura para nuestros alumnos, y seguro que también para nosotros. Pero sabremos sobreponernos e iniciar con ganas e ilusión en este curso tan especial para mí. Gracias por la sugerencia, Conchita. Que tengas un buen comienzo.

Blogmaníacos dijo...

Gracias a ti por la compañía, Joselu.
Que siga siendo un curso especial hasta el último día, amigo, no espero menos.

PD:(Yo ya no cuento los años por curso escolar, hace un año que me jubilé).