martes, 2 de julio de 2024

#reseña #camille #pierrelemaitre

Acabo de leer "Camille" (Alfaguara Negra, 2016, 320 páginas), último libro de la tetralogía "Verhoeven", de Pierre Lemaitre.


Una ya espera tanto de este autor que es muy fácil que te fallen las expectativas.
Me he encontrado frente a otro novelón, porque este señor escribe muy bien y es el maestro de la novela negra, pero... me esperaba más.
El broche de oro está un poco desteñido en esta ocasión.

La novela empieza de forma impecable, te agarras a sus páginas y no la soltarías; pero conforme avanzas se ralentiza, pareciera que el autor no supiera por dónde seguir, y ese es el centro de la novela, una tierra de nadie desaprovechada.
Sin embargo, en el último tercio, Lemaitre vuelve a ser el amo. Da un golpe de efecto y convierte ese camino trillado en algo fabuloso, increíble, algo que nunca hubieras podido imaginar, como maestro que es de los giros argumentales imposibles, que llevan al lector engañado hasta el último momento.
Y lo hace con coherencia, con creatividad, arriesgando, dando el triple salto mortal en un circo de tres pistas. ¡Inmenso, Lemaitre!

Plas, plas, plas, no tengo más que decir, me ha vuelto a conquistar. Jamás me cansaré de recomendar esta serie, en especial el segundo volumen, "Alex".

Dejo con absoluta tristeza esta hermosa tetralogía y, cual ave carroñera, voy a por los otros despojos (léase, otros libros de Lemaitre que no son "Verhoeven"); de algo tiene que llenar una el vacío que deja nuestro queridísimo minipoli, el comandante Camille.

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