lunes, 2 de mayo de 2016

Después de Mauthausen (III)

Saben que ando buscando las claves de la supervivencia de los escasos españoles que consiguieron salir del campo de Mauthausen, en Austria.
(De los 7.189 españoles que entraron en el campo, solo 2.374 vivieron el momento de la Liberación. La mayoría estaba fichada como enemigos de la dictadura franquista y no pudieron volver a España hasta que murió Franco en 1976).
Monumento a los republicanos españoles
Hoy quiero mostrarles las fotos que hice a los monumentos que los diferentes países erigieron en el campo a sus compatriotas prisioneros. En el libro Los años rojos de Mariano Constante se habla de todas esas nacionalidades, y se da una de las claves para sobrevivir, la que tantas veces escuché a mi tío: "Formar parte de la Resistencia del campo era fundamental, te daba razones para no dejarte morir en un rincón". 
Monumento a los judíos
Parece que ellos, forjados en la Guerra Civil española, tenían la fuerza y la unión necesaria para salvaguardar sus ideales políticos y actuar en consecuencia. Su "Organización clandestina" fue la primera del campo y la que sirvió de modelo para todas las demás.
Monumento de Bulgaria
En palabras de Constante:
"Gracias a nuestra organización política, los hombres de nuestra compañía se mantenían unidos [...] Había que organizarnos para sabotear a los nazis tantas veces como fuera posible [...]  me habían elegido para formar parte de la dirección de nuestra organización clandestina. [...] 
Monumento de Italia
Reventábamos los sacos de legumbres al cargarlos en los vagones, echábamos gas-oil en las cajas de mantequilla, mojábamos con agua los sacos de harina [...] Cuando se trataba de material de guerra o maquinarias diversas, procurábamos dejarlas caer al suelo. [...] 
 
Monumento de Hungría
Yo mismo llegué a pensar, alguna vez, si realmente eran "positivos" aquellos actos, y entonces encontraba la respuesta recordando  una lectura de mi niñez: "... Por un clavo se perdió una herradura, por una herradura se perdió un caballo, por un caballo se perdió un general, por un general se perdió una batalla y por una batalla se perdió un reino." Sí, eran pequeñas acciones, pero perdiendo un tornillo, descarriló un tren... [...]

"Cada victoria aliada, cada golpe duro asestado a los hitlerianos, representaban un paso adelante en nuestra organización, y crecía la voluntad de luchar. A esto se añadió la progresión lenta pero segura, de nuestros hombres hacia los puestos importantes que podían dar pie a modificar el ambiente del campo [...] 

Como secretario número 1, conseguimos colocar a un deportado político, miembro de la organización internacional que ya estaba en vías de formación. Otros puestos importantes de la cocina y en el almacén de los SS, también fueron ocupados por amigos nuestros[...] 

Monumento de Polonia

Monumento de Rusia
Duro, muy duro había sido nuestro "aprendizaje", pero, si cada nacionalidad tenía en 1943 su organización clandestina, ello lo debían a los españoles que habíamos sido los primeros, y los tercos instigadores de todo aquel tinglado."
Al principio, la lucha fue ardua y las acciones se limitaban a aportar alguna ayuda a los más débiles y a mantener su moral.  Después se fueron creando cadenas de solidaridad, dando cada uno una cucharada de su sopa y unos gramos de pan para que pudieran sobrevivir los más débiles. En 1943, cuando trasladaron a los SS más duros al frente del este, la organización española encontró más "huecos". Por aquel entonces ya eran expertos estrategas en la lucha por la supervivencia. Controlaban el almacén, la enfermería y la cocina. Sustraían medicinas y alimentos que luego distribuían entre los presos. El "aparato clandestino" se fue reforzando y coparon los puesto de "enchufe" (por algo eran los más veteranos del campo). 
Mi tío, que trabajó en la cantera al principio, siempre decía que no hubiera sobrevivido si no lo hubieran enchufado en la cocina: hablaba de peladuras de patata, trozos de cuero, ratas, gatos,...
El caso es que siguiendo el ejemplo de los españoles, cada contingente de un país creó su propio comité de resistencia, hasta que al final se constituyó el Comité Internacional que tanto ayudó a gestionar los hechos acontecidos en los últimos tiempos, antes y después de la Liberación.

Siempre hubo, y Constante lo cuenta en su libro, prisioneros que no dieron la talla, pero en general, aunque solo fuera porque siguiéndola tenían un objetivo en la vida, practicaron la máxima de Kant: "Portarnos siempre como si la norma de nuestros actos hubiera de convertirse en ley general"

7 comentarios:

Joselu dijo...

A mi instituto vinieron varias veces representantes de españoles en los campos de exterminio de la Asociación Amical de Mauthausen. Yo estuve presente en algunas de estas charlas que eran emocionantísimas ya en el año 1998. Eran ya mayores pero tenían la fuerza de ser resistentes y luchadores forjados en esa escuela durísima que fue la guerra Civil y la estancia en los campos. Pero ¿a qué no sabes quién de los antiguos internados tenía más éxito entre los chavales y profesores? Que creaba una atmósfera poderosísima y lograba emocionar a los presente. Supongo que te lo estás imaginando. A nuestro instituto vino tres veces Enric Marco, el impostor que nunca había pisado un campo de exterminio. Era fascinante oírlo. Estuvo en el congreso de los diputados, era una figura relevante en Cataluña, como presidente de Amical de Mauthausen. Y estuvo a punto de participar como representante español en un encuentro internacional al que acudirían presidentes de toda Europa, pero un oscuro investigador de los campos lo desenmascaró. Enric Marco había mentido en todo. Su caída sumió a la organización de la que era presidente en una crisis muy profunda de la que no ha salido. También sus miembros lógicamente han ido desapareciendo. He leído de Javier Cercas el libro El impostor que puede que te sea interesante pues plantea cómo un farsante total pudo hacerse con ese puesto de dignidad moral que representaba la máxima de Kant. La impostura de Enric Marco no le supuso ninguna ganancia económica. No lo hacía por dinero sino por prestigio, por sentirse admirado universalmente, por sentir los ojos clavados de quinceañeras en él cuando iba a los institutos. ¿Tú lo entiendes?

RobertoC dijo...

Siempre, llevándome a pensar amiga mía, y lo agradezco.

Campos de concentración para políticos, para judíos, alemanes o no. Un pueblo alemán que sabía de los Lager, y aunque no todo, supo ver y callar mucho, demasiado, decidieron por la ignorancia y se aferraron a ella.

Aunque los campos judíos llenos de muchos que llegaron de guetos faltos de fuerzas y organización no tuvieron mucha resistencia posible, o directamente llegaban a morir en cámaras de gas, hubo otros con presos políticos con la suficiente experiencia para organizar la resistencia, y buscar formas más eficientes, chantajear, corromper a las SS, sabotear, organizar evasiones, ocupar puestos, entregar a traidores e infiltrados para salvar a prisioneros que tenían una importancia mayor para la sobrevivencia de todos, incluso preparar la resistencia final, ante la posibilidad de la matanza de todos en caso que los nazis perdieran y quisieran liquidar totalmente los Lager.

No es posible comprender al nazismo, sus odios y sus métodos, pero no por ello hay que dejar de conocer, de saber, porque desgraciadamente, puede volver a suceder si no estamos atentos y dispuestos a no dejarnos seducir las mentes, cosa que lamentablemente veo mucho más de lo que desearía ver en estos días.

Resistir viene de la familia etimológica de existir. Es quedarse aferrado a la idea de la existencia, y no ceder. La lucha contra lo aparentemente imposible, a pesar de las pérdidas, suele mantener la vida.

Cariños y gracias Conchita.

Feli dijo...

Muy interesante la entrada, Conchita, es escalofriante estar allí, ¿hicisteis la visita guiada en español? Ahora he recordado que tengo el borrador de una entrada de hace un año, en el 70 aniversario, voy a ver si la termino aunque sea en el 71 aniversario.
Un abrazo

Blogmaníacos dijo...

Joselu, me hablas del caso de Enric Marco, y te agradezco la referencia al libro de Cercas que no he leído.
A priori, no puedo entender sus motivaciones: jugar con algo tan serio no debería pasar por la cabeza de nadie. Pero como todos somos humanos, podemos llegar a entender que el afán de notoriedad, la necesidad de verse reflejado en la admiración de los otros, pueda llevar a este hombre a hacer lo que hizo.
He dicho entender, no disculpar ni perdonar el hecho de que se aprovechara del sufrimiento de otros.

De todas formas, afortunados vosotros, que habéis escuchado testimonios de primera mano. En la zona donde vivo y alrededores extensos, no sé de ningún centro educativo donde eso haya tenido lugar.
El silencio, la indiferencia, es lo que más duele...

Blogmaníacos dijo...

Desde luego, amigo Roberto, está claro que los judíos tuvieron poco radio de maniobrabilidad en los campos. El ensañamiento y la vigilancia fueron más extremados con ellos; la mayoría fueron llevados directamente a las cámaras de gas, o ya estaban tan debilitados que pensar en algo más que en las necesidades básicas era imposible.
El que los demás colectivos empezaran a tener conciencia política, por lo menos en Mauthausen, parece que se debió a los españoles. Quizá la causa fue el simple hecho de que fueron de los primeros en llegar, pero a mí me gusta pensar que el carácter quijotesco de nuestras raíces tuvo algo que ver, ¡mire por dónde me sale la vena patriota, esa que no creía tener!
Está claro que no soy objetiva con el tema, disculpe, mi amigo argentino, viajero del mundo y por lo tanto más amplio de miras.

Un abrazo universal :))

Blogmaníacos dijo...

Hola, Feli: me guié por tus indicaciones a la hora de planear la visita.
Nos decidimos simplemente por una audio-guía en español, que quisimos alquilar en la librería. Al decir mi hija por casualidad que éramos familiares de prisionero, no nos quisieron cobrar por el alquiler, son gestos de los que se recuerdan siempre, te puedes imaginar...

Espero enterarme de tu publicación al respecto: ¡tus fotos serán magníficas!

A mí aún me queda enseñar y comentar el interior del campo, ¡a ver cuándo encuentro la fuerza y la inspiración para hacerlo, esa fue la peor parte con diferencia!

Gracias por la visita, te recuerdo a menudo.
Un abrazo fuerte, compañera.

Feli dijo...

Querida Conchita, ayer no vi las anteriores entradas que has puesto, ni me fijé en que era la tercera entrega, se me ha puesto un nudo a mí también al leer lo de tu firma, veo que bajasteis las escaleras a nosotros no nos las incluyeron en la visita, me hubiera gustado. Voy a ver si publico la entrada, sólo me faltan las fotos, porque el texto lo escribí y es corto, nada que ver con el tuyo y las fotos normales.
Un abrazo fuerte