jueves, 5 de septiembre de 2024

#reseña #eldescontento #beatrizserrano



Este libro trata sobre el vacío y la falta de ilusiones de su protagonista. Marisa odia su trabajo, tiene depresión y ansiedad y, en vez de aceptar la ayuda de especialistas, sobrevive insensibilizándose mentalmente con ansiolíticos y vídeos de Youtube.
Es una novela divertida, con una prosa irónica y un humor ácido que deja un poso triste. La foto de portada podría representar a cualquiera de nosotros en algún momento de nuestra vida laboral. Dice la contraportada que es "una radiografía magistral sobre las crisis vividas por cualquier persona que trabaja". Demasiado grandilocuente en mi opinión. Marisa tiene un trabajo privilegiado, y también lo es su sueldo, así como las veces que puede ausentarse sin permiso, encerrarse en su despacho a hacer lo que le dé la gana (que es, básicamente, ver vídeos de Youtube), en fin, que sus problemas son los de cualquier pobre niña rica del primer mundo. El trabajo la define, toda la historia consiste en las continuas quejas sobre él, que parece ser el eje central de la vida de Marisa (cosa que también debería hacerse mirar)., .
Lo que yo he echado en falta en la novela es la evolución de la protagonista, que considera que es perfectamente normal sobrevivir una vida a medias sin querer buscar las razones de su malestar mental. No hace nada para cambiar su situación y salir de su zona de confort, prefiere adormecerse en la rutina.
Aunque la novela empieza muy bien como crítica al sistema capitalista y el corporativismo actual, termina siendo repetitiva y llena de lugares comunes. La última parte sobre todo es demasiado exagerada, con un final casi esperpéntico que ahonda en ese adormecimiento para no buscar soluciones a los problemas.
En resumen, una novela urbana, pesimista y llena de estereotipos, bien escrita, con una trama entretenida y algunas situaciones graciosas que me ha recordado inevitablemente a "Mi año de descanso y relajación" de Otessa Moshfegh, aunque la excelsa creación del mundo onírico y cerrado de esta última autora, esté a años luz de la modesta radiografía del desánimo laboral de Beatriz Serrano.

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