El efecto general de esta novela es algo extraño. Es muy corta -144 páginas-, y recuerda a un vodevil o comedia frívola.
Es una instantánea de la mañana de una boda, y pareciera que la protagonista es la madre de la novia, una mujer nerviosa que no para de repetir que está quedando un "precioso día para la boda", de tal manera que se deduce que el mayor o menos éxito de la misma dependerá exclusivamente del clima.
Es un personaje bien dibujado; señora de clase media, hiperactiva y dicharachera, que se asombra de las cosas más nimias y sin embargo no se da cuenta de las trascendentes. Me ha recordado a la señora Dalloway, salvando las distancias, que son muchas, e insalvables, diría yo.
Porque el flujo de conciencia de Clarissa Dolloway tiene un sentido y una finalidad que yo no he encontrado en esta obra. Las dos novelas transcurren en un solo día. Se supone que aquí encontramos una crítica de los rituales sociales, una aguda observación social donde se desenmascaran las hipocresías de la vida familiar. Las novelas inglesas son famosas por sus personajes peculiares y Strachey hace un buen trabajo al preparar el escenario y la tensión previas a la boda, pero ¿adónde se dirige todo esto? Los diálogos son extraños, aleatorios, se agotan en sí mismos, creando una obra insustancial en mi opinión que, o no lo tiene, o yo no he sabido encontrarle el sentido.
Lo que he hallado es una obrita menor con algún acierto puntual y que va a la deriva sin rumbo ni objetivo fijo.
No me ha valido que forme parte del grupo Bloomsbury liderado por Virginia Woolf y su marido, ni que sea el número 38 de Perséfone Books, la famosa editorial inglesa que rescata obras olvidadas escritas, sobre todo por mujeres, entre finales del siglo XIX y mediados del XX, aunque haya sido interesante descubrir todo esto al hacer la reseña.
Y ustedes, ¿la conocen? ¿Comparten mi opinión o todo lo contrario? Les leo más abajo.