domingo, 28 de febrero de 2016

La poesía en otras disciplinas

A veces te encuentras con vídeos tan impresionantes como este, donde dos jóvenes bailarines interpretan en un andén de metro, y a su manera, la letra de la canción de Elliot Moss, Slip.
¿Qué pasa cuando no podemos dejar nuestros recuerdos del pasado para enfrentar el futuro?

domingo, 21 de febrero de 2016

"La escritura o la vida"

Hoy he terminado de leer La escritura o la vida, segundo libro de Semprún que he abordado (el primero ha sido El largo viaje). 
He guardado varias páginas con anotaciones y subrayados (¡ay, la perfección del Kindle!) que quisiera compartir con ustedes. 
Ya saben que a mí me obsesiona por motivos familiares el nazismo, en particular el concepto del Mal que habita en el ser humano, y el cómo fueron capaces de sobrevivir a ello los "aparecidos". Porque en palabras de Semprún (NOTA: De ahora en adelante, la negrita es mía):
"-El Mal no es lo inhumano, por supuesto... O entonces es lo inhumano en el hombre... La inhumanidad del hombre en tanto que posibilidad vital, proyecto personal... En tanto que libertad... [...] Pues la muerte no es algo que hayamos rozado, con lo que nos hayamos codeado [...]. La hemos vivido... No somos supervivientes, sino aparecidos..."

El apátrida que había sido mi tío, y con él todos los republicanos españoles en los campos, se ve reflejado en estas palabras del libro. Porque, claro, cuando liberaron los campos repatriaron a los supervivientes, pero ¿adónde repatriar a los españoles?:
"[...] dos palabras: regreso, repatriación. La segunda, por supuesto, carecía de sentido para mí. En primer lugar, regresando a Francia, no había regresado a mi patria. [...] Ya no había patria para mí. Jamás la habría. O entonces habría varias, lo que a fin de cuentas vendría a ser lo mismo. ¿Se puede dar la vida, piénsenlo, por varias patrias a la vez? [...] No hay que bromear con estas cosas: nada de pluralismos en cuanto a la patria, que es una, indivisible, única.
Por mi parte, jamás se me habría ocurrido morir por la patria. Cuando había contemplado la posibilidad de arriesgar mi vida, el envite jamás había sido la patria.
Nada de repatriación, pues.
En cuanto al "regreso": [...] una parte de mí, esencial, no regresaría jamás [...]."

 
Una vez sacudido el concepto de patria, arremete con el de lengua:
"Tanto como el español, en efecto, el francés era mi lengua materna. Se había vuelto mi lengua materna, por lo menos. No había escogido mi lugar de nacimiento, el terruño de mi lengua originaria. Esta cosa -idea, realidad- por la que tanto se ha combatido, por la que tanta sangre se habrá derramado, los orígenes, es la que menos le pertenece a uno, es donde la parte de uno mismo es más aleatoria,[...]"

Día de la liberación de Mauthausen. Fíjense en la pancarta, en "puritito" español. (Por cierto, la imagen está libre de derechos, "etiquetada para reutilización" en Google).

Otra constante en la vida de mi tío y de Semprún es su negativa a volver a visitar el campo. Mi tío jamás consintió, y ya he dicho en más de una ocasión que periodistas y escritores (franceses) le propusieron escribir sus memorias; pero Semprún sí lo hizo al final, como única manera, dice él, de teminar su libro, que ya llevaba tanto tiempo pospuesto.

Buscando siempre claves de la supervivencia, encuentro este otro pasaje que me recuerda palabras sueltas de mi tío:
"En lo que a supervivencia se refiere, dijo Primo Levi en una entrevista con Philip Roth, [...] no hay una regla general, excepto la de llegar al campo en buen estado de salud y saber alemán."
Es curioso cómo mi tío, que después de haber vivido prácticamente toda su vida en París hablaba un francés infernal, aprendió rápidamente a hablar alemán en el campo. Él también decía que le iba la vida en ello.

Una última cosa ilustrativa del peculiar humor alemán. Ya saben que la mayoría de los campos tenían en su puerta la leyenda "El trabajo os hará libres". En Buchenvald, la inscripción era: "A cada uno lo suyo".

Esas constantes que encuentro en todos los relatos sobre el nazismo y el holocausto, es lo que me hace seguir buscando otras posibles explicaciones a ideas como las ya expuestas arriba: El Mal, la supervivencia, la Patria, la Lengua,... en definitiva, la esencia del ser humano.

Les aclaro que no siempre estoy leyendo sobre lo mismo, procuro alternar con otras cosas, pero debo confesarles que en este momento estoy inmersa en El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl, y tengo en espera La trilogía de la noche de Elie Wiesel, ya que un título alude a otro y a otro... y se me olvidaba decirles que Semprún añade a las características necesarias para sobrevivir la de la curiosidad...
Gracias por leer hasta aquí.

domingo, 14 de febrero de 2016

"Que la tierra te sea leve"

Ayudé a  mi hijo en COU cuando le pidieron un trabajo sobre El coronel no tiene quien le escriba de García Márquez. Entonces nos enteramos de que circulaba por internet un supuesto poema suyo titulado La marioneta, en el que se despedía de la vida ante su grave enfermedad. Poco después se descubrió que en realidad el poema había sido escrito por el ventrílocuo mexicano Johnny Welch, quien lo publicó en 1996 en un libro titulado Lo que me ha enseñado la vida.

Extracto del poema:
 "Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva, pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco y soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz."...
Curiosamente, algo semejante ocurrió con Borges; tanto en la temática como en la presunción de autoría. El poema que se le atribuía se llamaba Instantes y es muy parecido al anterior. Igualmente, un tiempo más tarde se descubriría a su verdadero autor

Extracto:
"Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos."...

Como ven, en ambas se habla de qué cosas se harían o se dejarían de hacer si tuvierámos la oportunidad de vivir de nuevo.

Es curioso cómo las cosas se entretejen. Decía yo ayer a un amigo cinéfilo que Woody Allen esperaba que lo de la reencarnación o la eternidad no fuera cierto, así se evitaría ver de nuevo Sonrisas y lágrimas.
Todo esto me lleva a pensar en dos cosas por las que yo no soy partidaria de reencarnarme jamás: una fútil y otra esencial.

Fútil: para no volver a leer libros como Palmeras en la nieve o Dime quién soy, ¿en qué estaba yo pensando? Desperdiciados los sesenta segundos de cada minuto que tardé en leer esas páginas...

Esencial: Modificaría mi genética y borraría de la cadena el gen 5-HTTLPR, el de la TIMIDEZ. Les aseguro que me ha impedido hacer muchas cosas...

Y ustedes, ¿qué cosa fútil y esencial no querrían repetir si se reencarnaran? Disculpen esta manía que me ha dado de conocer sus interioridades, no creo ser curiosa de la vida del prójimo en general, pero parece que sí de la de mis lectores en particular...


En todo caso, parece altamente probable y sobre todo, recomendable, vivir una sola vida, y abandonarla con un magnífico epitafio (ya hablaremos de ellos, es otra de mis manías). De momento, no he recordado otro más exquisito  que el famoso
Desde los romanos, pocas cosas tan bellas se han dicho...

viernes, 5 de febrero de 2016

"Hazte un cine" (II)

Ya saben que me estoy "haciendo un cine" y he empezado por los clásicos. 
Hace unos días vi El padrino I y El padrino II. Me pasaba con estas películas como con El Quijote, no creía estar preparada para ellas (Yo leí El Quijote a los 40 años). No sé qué me hizo pensar que era el momento de Coppola y su padrino. 
¡Sabia decisión la mía! No recuerdo haberme visto tan absorbida por una película jamás. Desde el primer momento, -el famoso metraje de la boda-, supe que estaba ante algo grande, diferente, una obra maestra... y lo dice una aficionada, simple degustadora de cine, que no entiende en absoluto de movimientos de cámaras, enfoques, luces, travellings,... No es necesario; cuando ves esa puesta en escena sabes que no se podía haber hecho mejor, todo encaja, no sobra ni falta nada y los cambios de escenario entre jardín y despacho, y por lo tanto de temas, hacen que sepas que estás ante algo inigualable. 
Recuerden la música también.
No sé si después de esto consideraré que alguna buena película lo es. Demasiado alto el listón, demasiada pasión en contar las cosas, demasiado perfecto el engranaje. 
Déjenme que me recree en las interpretaciones. Mi primer descubrimiento fue el de un jovencísimo Robert Duvall que borda el papel de segundón en toda la película. Obviamos a Marlon Brando, ya era grande ante de esto y aquí lo confirma: esas mandíbulas llenas de algodón, esa voz...
Pero, ¿qué decir de Al Pacino y la transformación que sufre su carácter a lo largo del film? Es algo impresionante, lo mejor de lo mejor. Con lo bajito que es (les juro que lo consideraron un impedimento)... ¡Y pensar que se habían fijado para este papel en Robert Redford, todo rubio y honesto él!
Aunque si hablamos de sorpresas, la que yo me llevé en la segunda parte, cuando descubrí al cabo de un rato que Corleone de joven estaba interpretado por Robert De Niro, ¡me subyugó su interpretación, está enorme en su papel!

Así que es una película donde todo encaja, decorados, dirección, guión, actuación,... con el añadido de que es un tema que a mí no me interesaba a priori, y que me hizo levantar literalmente del asiento en más de una ocasión. Impresionante.
Parece que la novela de Mario Puzo no está al mismo nivel, simple bestseller que el mismo Puzo y Coppola transformaron en un guión inconmesurable (habrá que leerla y no hablar de oídas).

Me fascina la seriedad con que todo el mundo se tomó su trabajo: director, guionistas, actores, fotografía, luces, montaje...
Es hermoso pensar en lo que se puede hacer con un producto mediocre: mediocre libro, querían situarlo en los 70 y no en los 40 para ahorrar costes, tiempo muy ajustado para rodarla,...
Pero con lo que hay Coppola construye una obra maestra.

La vertiente pedagógica del asunto se me solapa entre los datos; material deficiente, pocos días de rodaje/preparación, presiones mafiosas, imposiciones de los altos mandos... Y el gigante Coppola al otro lado, haciendo lo que define al hombre, dignificar lo que hace, dotarlo de dimensión y profundidad...Yo he visto durante años a muchos Coppolas en las aulas, al lado de directores de serie B, todo hay que decirlo...

He leído por ahí que una de las canciones de los Beatles fue enviada al espacio con toda la algarabía que la cosa exigía, ¿dónde habría que mandar esta obra de arte, pues?
Es más, si ustedes tuvieran el poder de hacer eso, ¿cuál sería la película que enviarían? Bueno, pongámoslo más fácil, que sea un pack de tres :))
Yo, a día de hoy, como sabiamente dice mi amiga Mª del Carmen (mañana puedo haber cambiado de gustos), enviaría:
1.- El Padrino (I). A mí me ha gustado más que la II.
2.- Seven, porque me gusta que me sorprendan y me claven en la silla de puro suspense.
3.- Bailando con lobos, porque encuentro una mirada limpia y una poesía visual/textual que rara vez veo en una película.
Pero sigo viendo cine... y el ser humano es mutable...